mercoledì 6 gennaio 2010

¡Hola a todos!
Hoy os voy a contar lo bonito que era celebrar las fiestas hace unos años.
Mi abuela me contó que las fiestas más importantes eran la Navidad y la Pascua.
Todovía hoy en día la Navidad es un momento muy mágico sobretodo para los niños que esperan este período del año para hacer el pesebre y que esperan a papá Noel que les lleve regalos como premio por haberse portado bien durante el año. Sin embargo, esta fiesta es emocionante también para los más grandes por que es una ocasión de encuentro con la familia, una posibilidad para reunirse después de mucho tiempo. Además, la Navidad es la fiesta de la bondad, de la ayuda entre las personas, del amor y antes más que ahora tenía estos valores. Antes que nada, la religión era más sentida, de hecho todos los componentes de la familia participaban a la Novena, íban juntos a la Misa aunque regresaban cansados de los trabajos. La noche de la víspera de la Navidad se preparaba una cena tradicional donde solo se podía comer pescado. En particular casi todas las familias, las más desahogadas, preparaban:
Espaguetis con boquerones
Bacalao
Calabaza
Coliflor mezclado con una maza de agua, harina, sal y azucar y despues venía frito
Castañas cocidas al vapor.
Después de la cena, se íba a la Misa de medianoche en la que venía expuesta la estatua del niño Jesús y se hacía una procesión para dar un beso en la rodillia de Jesús mientras que la gente cantaba canciones típicas de la Navidad. Esta es una tradición que todavía sobrevive en nuestros días.
En los días siguientes se jugaba a rifa en familia, con los vecinos y el que ganaba podía llevarse a casa unas moneditas de poco valor.
Otra fiesta muy esperada por los niños era la Epifanía que se celebra el 6 de enero. El día anterior los niños llevaban sus calcetines a casa de sus abuelos, los colgaban en la chimenea y esperaban a la befana que rellenara los calcetines con caramelos y naranjas si habían sido buenos o con ceniza, carbón, ajos y cebollas si habían sido malos. Hoy también el carbón es de azucar pero antes no, era el verdadero carbón sacado del fuego.
Los niños tenían que acostarse temprano para dejar que la befana pudiera ir y la mañana madrugaban para recoger los calcetines llenos de dulces.
La distribución de regalos a los niños en nombre de la befana fue fuertemente animada por el Fascismo. Mi abuela me contó que durante la dictatura, el día de Epifanía, en la plaza de mi pueblo llegaba la befana con regalos que eran típicos del régimen. Todos los ancianos la recuerdan como la “befana fascista”.
En aquellos tiempos las fiestas tenían otro sentido, eran más intimas y sencillas y lo que predominaba era el amor, la voluntad de estar juntos y compartir lo poco que se tenía.


Eleonora.

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